Retablo mayor de Valpuesta (s. XVI)

El retablo mayor de Valpuesta, situado en el altar de la colegiata de Valpuesta, puede considerarse como una de las mejores obras escultóricas que posee la provincia de Burgos.

 

El retablo de la Colegiata de Valpuesta es una de las maravillas que se pueden contemplar en la visita. La realización del retablo se fecha a mediados del siglo XVI, y conocemos con certeza que fue encargado por el arcediano de Valpuesta, Pedro Suárez de Figueroa y Velasco, hijo del primer Duque de Frías.

El artista elegido para llevar a cabo este encargo fue Felipe de Bigarny, genial escultor de origen borgoñés, que también trabajó en obras llevadas a cabo en Toledo, Granada y Burgos, y a quién además se considera el introductor del Renacimiento en Castilla. La familia Velasco también contratará los servicios de otro artista, el francés León Picardo, quien será el encargado de pintar y dorar las imágenes que componen el retablo mayor.

Sin embargo, es muy probable que sólo algunas de las piezas del retablo pertenezcan a Bigarny, y que su participación se limite a los inicios de la obra, ya que este artista falleció en 1543, por lo que el retablo será terminado por Gregorio Pardo, hijo de Bigarny, y por Juan de Goyaz, debido a lo cual puede apreciarse una diferencia de estilos en las tallas.

Respecto a la estructura del retablo mayor de Valpuesta, hay que reseñar que presenta una estructura apaisada y poco esbelta, que sin embargo encaja perfectamente con el ábside de la iglesia.




Cuerpo del retablo

Detalle del retablo mayor de la colegiata de Valpuesta

Detalle del retablo

El cuerpo del retablo presenta una forma semicircular, y se encuentra dividido en varios pisos y calles, en los que se distribuyen las tallas, 17 figuras de tamaño natural y un mayor número de figuras (más de cien), de dimensiones reducidas.

En la parte central superior se encuentra situado un gran crucifijo flanqueado por las imágenes de San Juan y de la Virgen María; a su vez en ambos extremos aparecen otras dos figuras de San Miguel y San Juan Bautista.

En el primer piso del retablo se sitúa un sagrario, que imita el templete de Bramante de San Pedro, en Roma. A ambos lados del sagrario se pueden contemplar las figuras de los doce apóstoles, de tamaño natural, que se encuentran situados en hornacinas, en actitud sedente, y con sus respectivos símbolos; además cuentan estas hornacinas con carteles en los que pueden leerse los nombres de los doce apóstoles. En el centro, sobre el sagrario, se halla la talla de la Asunción de la Virgen.

La composición que forman estas doce figuras podría resultar monótona debido a que los doce apóstoles presentan una actitud sedente, y a otros elementos comunes a todas ellas como son el que las miradas se dirijan hacia la parte central del retablo, o que la mayoría de las figuras porte en sus manos las Sagradas Escrituras.

Sin embargo, esta monotonía se rompe, debido a la gran calidad de las figuras, que destacan por el movimiento de las piernas, lo que aporta naturalidad y revela un bue estudio anatómico, y por el tratamiento de paños, barbas y cabellos.

Además de estas doce figuras de tamaño natural, encontramos también otra serie de figuras de pequeño tamaño, que representan a diversos santos y que se encuentran salteadas.

El zócalo.

La parte inferior del retablo (zócalo), es quizá el elemento de mayor valor. En él se puede se puede apreciar que el autor emplea una técnica totalmente diferente ala utilizada normalmente por Bigarny.

Algunos autores atribuyen su realización a Gregorio Pardo. Un estudio reciente se lo adjudica a Martín de la Haya. Esta zona del retablo se compone de una docena de relieves tallados y policromados, que en la actualidad imitan a un mármol o marfil, debido al repitando que sufrieron, posiblemente en el siglo XIX.

Se recoge en estos relieves una serie de escenas que presentan momentos de la vida de la Virgen María, tales como el encuentro y abrazo de San Joaquín y Santa Ana en la Puerta Dorada, el nacimiento de María, la presentación de María en el templo, o la huida a Egipto.

Se compone así, con estos elementos, una bella obra de arte que añade un aliciente más a la visita de la Colegiata de Valpuesta.

Francisco Lopez

Imagen publicada en Flickr por Francisco López

Texto: Leire Camín Varela.

 

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