La lengua romance a través de los Cartularios de Valpuesta (804-1200)

Por EMILIANA RAMOS REMEDIOS, doctora el filología románica.
Para: Euskonews & Media 61.zbk (2000 / 1 / 7-14)

En la zona que abarcaba del Cantábrico al Ebro, esto es, el extremo oriental de la actual Cantabria, el extremo occidental vizcaíno (las Encartaciones), el norte de Burgos y el occidente de Alava (limitado por la sierra de Arcena y el Bayas), es decir, en lo que fue la antigua Autrigonia, y después el ámbito de la diócesis de Valpuesta y el territorio primitivo del condado de Castilla, se desarrolló una lengua que vino a ser el embrionario romance castellano, una lengua que más tarde avanzó hacia el sur con la reconquista y la repoblación, hasta la zona de Burgos ciudad, donde adquirió personalidad, rasgos más innovadores que el resto de los romances peninsulares, e incluso más innovadores que los del antiguo castellano que había germinado más al norte, y se convirtió en la lengua castellana que acompañó en su expansión política y geográfica al condado y después reino de Castilla.
La creación de la diócesis de Valpuesta por el obispo Juan en el año 804 y bajo los auspicios de la monarquía asturiana, está estrechamente vinculada al origen del castellano y también al nacimiento del condado y más tarde reino de Castilla.
El condado primitivo, la Castella Vetula, se circunscribe en un primer momento a esta zona norte de Burgos (partidos de Villarcayo, Sedano, Villadiego, Briviesca y Miranda de Ebro, con frontera en Pancorbo), en el extremo este del reino de Asturias, donde se está tratando de estabilizar y fortalecer la frontera con los árabes.
Al crearse la sede episcopal de Valpuesta, la primera surgida en esta área tras iniciarse la reconquista, la Castella Vetula, junto con el extremo oriental de Cantabria y el occidente de Vizcaya y Alava pasan a ser territorios dependientes de dicha diócesis.
El espacio que nos ocupa, enmarcado entre el Cantábrico y el Ebro, había estado ocupado en la época prerromana por la Autrigonia, celta o al menos muy celtizada. Posteriormente, el entorno de Valpuesta recibió una romanización tardía e irregular a través de pequeños enclaves rurales, aunque quedó profunda e uniformemente latinizado; fue cristianizado desde muy pronto (siglos V a VIII, véanse los eremitorios de Pinedo, Quejo, Corro… cercanos a Valpuesta), lo que ayudó a afianzar la latinización; tras la invasión árabe, esta área fue repoblada muy pronto por gentes hispano-godas del área del Duero, atraidas por el microclima del valle de Valdegobía, que aportaron su cultura, fundamentalmente latina.
Por otra parte y a lo largo de todos esos avatares, este territorio vivió en contacto con la zona vascófona, lo que parece influyó decisivamente en la configuración de los rasgos específicos del futuro castellano frente a los de otros romances (cinco vocales, pérdida de F-…).
A través de los cartularios de Valpuesta (1), el Gótico y el Galicano (copiado en 1236), documentos latinos o aparentemente latinos referentes al citado monasterio y que abarcan textos fechados desde el año 804 hasta el 1200, podemos obtener una serie de informaciones sobre la variante lingüística romance hablada en la zona.
Mediante los rasgos romances salteados entre el texto latino, o aparentemente latino si seguimos las teorías de R. Wright (2), nos podemos aproximar al romance castellano hablado entre los siglos IX al XII, puesto que no tenemos documentación de esa época plenamente redactada en castellano, lo cual no sucederá hasta alrededor del 1200, momento en que ya tenemos un documento totalmente romance en los cartularios de Valpuesta -como ocurre también en otros puntos de la Península Ibérica-.
Algunos de los datos lingüísticos romances que se cuelan en los textos de Valpuesta son, entre otros:
  1. la diptongación: pielle (PELLE), fueros (FOROS)
  2. la pérdida de vcales átonas interiores: Elcedo (
  3. la sonorización de las consonantes sordas intervocálicas latinas: Cabezas (
  4. el desarrollo de las consonantes palatales y sibilantes a partir de grupos consonánticos latinos con yod: calzata (CALCEATA), acadon (
  5. la destrucción del sistema de casos latinos, que es sustituido por el uso de las preposiciones y por el acusativo como caso general.
  6. el proceso de formación del plural romance: sos sobrinos…
  7. el desarrollo del artículo sobre el demostrativo latino ILLE: Illa Torka.
  8. algunas formas verbales: fiço, dono ‘donó’, es, pertenez, ba, son…, o
  9. el orden de palabras, con una organización decididamente romance: el verbo en posición interior, precedido del sujeto y seguido de sus complementos, introducidos por preposiciones, frente al orden latino que tenía tendencia a colocar el verbo al final.
No obstante surgen algunos elementos castellanos, pero que responden a arcaísmos o dialectalismos de esta área, que no se han mantenido en el castellano más innovador de la zona central de Burgos. Así formas como pumares, subrina, Salines, culiares, llectos, enna, conna… Sin embargo, ciertos elementos como la no diptongación ante yod, la relativa inexistencia de variantes para los diptongos ie y ue (especialmente en el caso del primero), la reducción de ie ante palatal (novillo y no noviello), la no conservación de diptongos decrecientes (carrera y no carreira), la pérdida de F- (Heliz y no Felix), el resultado prepalatal de LY (grafías ‘gi’, ‘g’, ‘i’; paregios ‘pares, parejos’ <*PARICULUM y no parellos), el resultado africado de SCY en c (grafía , <ç>, açadon y no axadon) o la palatalización de KT en ch (grafías , , , Fontetegia -Fontecha- y no teita de TECTA), nos permiten asegurar que los elementos romances que contienen estos documentos, reflejo del romance hablado en estos lugares, hoy a caballo entre las jurisdicciones de Alava y Burgos, no era sino el castellano primitivo.
Como conclusión, y a pesar de todos los inconvenientes que este tipo de documentación conlleva (arcaísmo lingüístico, latinización, manipulaciones debidas a copias sucesivas…), podemos afirmar que los testimonios romances que ofrecen los cartularios valpostanos son los primeros del romance castellano primigenio. Los datos de los documentos más antiguos (siglos IX y X) son incluso anteriores a los que nos ofrecen las Glosas Emilianenses, aunque a decir verdad las Glosas ofrecen una variante romance más oriental que el propio castellano: riojano, navarro o quizá aragonés, según diferentes estudios, y que además su autor o autores tuvieron una voluntad clara de escribir en romance, mientras que los escribanos que redactaban documentos como los de Valpuesta pretendían dar un barniz latino a sus documentos y sólo casualmente iban desgranando de forma instintiva elementos romances, como resultado de la confusión que existía a la hora de escribir, al tener que adaptar el sistema gráfico y la gramática latinos a los nuevos sonidos romances.
(1) Hoy se hallan en el Archivo Histórico Nacional. En 1900, fueron publicados por Barrau-Dihigo los más antiguos (804-fines XI), «Chartes de l’Eglise de Valpuesta du IXe au XIe siècles», Revue Hispanique, VII (1900), pp. 274-390, transcripción revisada en 1970 por M.D. Pérez Soler, Cartulario de Valpuesta, Valencia, 1970. Los documentos comprendidos entre 1090 y 1140-1200 han sido transcritos y publicados por D. Saturnino Ruiz de Loízaga, la persona que mejor conoce la historia y la documentación de Valpuesta y de su entorno, Los Cartularios Gótico y Galicano de Santa María de Valpuesta (1090-1140), Diputación Foral de Alava, Vitoria, 1995.
(2) Latín tardío y romance temprano en España y la Francia carolingia, trad. Rosa Lalor, Gredos, Madrid, 1989. Wright considera que los textos de esta época sólo son latinos en apariencia: en realidad pretenden trasmitir las lenguas romances, pero los escribanos sólo cuentan con una grafía y una gramática latinas, que son las que aplican a los documentos que redactan; sólo a partir de la reforma carolingia y de la difusión del latín eclesiástico o medieval se hace una diferencia entre las normas gráficas y morfológicas del latín y las de las lenguas romances, momento en que nos encontramos documentos redactados íntegramente en las lenguas vernáculas.

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