El investigador Saturnino Ruiz de Lóizaga será el pregonero de San Prudencio

Este franciscano de Tuesta descubrió las primeras palabras escritas en castellano en el Cartulario de Valpuesta.

Doctor en Teología, diplomado en Paleografía y Archivística y sabio. El franciscano Saturnino Ruiz de Loizaga, natural de Tuesta, dejará el próximo 25 de abril su trabajo en la Biblioteca Vaticana de Roma para acudir al Teatro Principal de Vitoria y llamar a los alaveses a participar en las fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz.

El Consejo de Diputados decidió ayer nombrar pregonero a un hombre dedicado a la investigación y que tiene en su haber el descubrimiento del Cartulario de Valpuesta. Las anotaciones diarias de un monasterio de Valdegovía halladas por el erudito alavés han adelantado un siglo la datación más antigua del castellano escrito, explicó ayer el teniente de diputado Juan Antonio Zárate.

Ruiz de Loizaga nació hace 68 años en Tuesta, en el seno de una familia numerosa y religiosa, ya que de los nueve hermanos, tres son sacerdotes y una, monja. A los once años, el teólogo alavés ingresó en el seminario guipuzcoano de Aranzazu, donde coincidió con un joven Jorge Oteiza, enfrascado de pleno en el diseño de la basílica convertida en un centro de vasco de peregrinación.

Con sólo 25 años, Saturnino Ruiz de Loizaga es enviado a Roma para preparar la edición crítica de Ioannis Duns Scotto, un teólogo y filósofo escocés que formó parte de la orden de Francisco de Asís y que murió en 1308. A partir de entonces comenzó a convertirse en un experto en sus tres pasiones: la Paleografía, Diplomática y Archivística.

Dotado de una gran paciencia y meticulosidad, el franciscano alavés ha profundizado hasta niveles insospechados en la historia de la provincia a través de la lectura de los diferentes tipos de letra con que monjes y escribanos reflejaban en pergaminos los asuntos domésticos.

Los textos de Valpuesta, un aldea enclavada en el valle de Valdegovía, son los que le han dado la fama, a pesar de que lleva a sus espaldas más de 13 libros y un centenar de artículos. En ellos descubrió, entre miles de frases en latín, algunas en la lengua romance datadas hacia el año 935 que destronarían a San Millán de la Cogolla de su puesto de cuna del castellano.

Por ejemplo, un monje de la zona escribió que una mujer llamada Guntroda legó en herencia al monasterio de Valpuesta un «potro castaño y una piel·.

Sus descubrimientos son fruto de un trabajo de más de treinta años realizado en los ratos libres, cuando Saturnino Ruiz de Loizaga aprovecha para bucear en los archivos en busca del origen del castellano.

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